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CÓMO PREPARAR TUS ARCHIVOS PARA IMPRIMIR TUS FOTOS SIN LLEVARTE SORPRESAS

  • Foto del escritor: Mauricio Zarricueta
    Mauricio Zarricueta
  • 24 ene 2018
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 26 ene 2018

Quieres imprimir tus fotos. Pero, ¿en qué formato? ¿Con cuánta resolución? ¿Está en el perfil de color adecuado? Tenemos esta guía para no llevarnos desagradables sorpresas.



Es normal encontrarnos a diario con importantes dudas sobre cómo conseguir una reproducción fotográfica de gran calidad en sistemas de impresión fine-art o glicèe (impresión tintas pigmentadas).

La idea en este artículo es facilitar una guía básica para conseguir una reproducción de calidad mediante este tipo de impresión, definiendo los puntos esenciales para ello, sin más pretensión que la de aportar algo de información práctica.

Actualmente la técnica conocida como glicèe es el sistema de impresión más cercano al tono continuo fotográfico, con resoluciones de impresión que logran que el punto de tinta esté más allá de la capacidad de percepción del ojo humano. Y superando, en la mayoría de casos con creces, a sistemas de tono continuo fotográfico puro, en cuanto a colorimetría se refiere, gracias al uso de entre 8 y 12 tintas, cubriendo casi por completo el perfil Adobe RGB dependiendo de las máquinas y soportes utilizados.


¿Qué formato de archivo tengo que usar?

Olvidémonos para siempre de formatos tipo png, adecuados para otro tipo de reproducción no impresa. El formato Jpg tampoco es el formato ideal, aunque si está bien tratado se pueden llegar a obtener buenos resultados. Debemos tener en cuenta que tras cada edición y guardado en este formato se pierde una cantidad de información importante debido a su sistema de compresión. Conclusión: siempre que se pueda evitemos también este formato de archivo.

Tif: ¡Perfecto! Es el formato ideal para trabajar, no tiene pérdida de calidad en su compresión LZW, nos permite la utilización de capas que son reconocidas por las máquinas de impresión y además permite la inclusión de perfiles ICC de color. Aunque hay muchos más formatos, que en otros medios de impresión pueden funcionar correctamente, ninguno de ellos supera al formato Tif.

¿Cuál es la resolución adecuada?

Para conseguir aprovechar al máximo la calidad que nos aporta este medio, deberemos trabajar con archivos con altas resoluciones, y por tanto, de gran peso.

Debemos saber que la resolución aparente con la que trabajan estas máquinas va entre los 1440 y los 2880 dpi (dot per inch/puntos por pulgada). Notando importantes cambios en la calidad entre ambas. Por esto mismo la resolución inicial de los archivos ha de ser la mayor posible, siendo ideal entre los 240 y los 360 ppi (pixels por pulgada).

Aclaremos:

dpi=dot per inch/punto por pulgada, usado para indicar las resoluciones de máquina. Es decir, cuantas gotas de tintas es capaz de meter en una pulgada. ppp=pixel per inch/pixel por pulgada, usado para indicar la resolución de un archivo de imagen. Es decir cantidad de píxeles que forman cada pulgada de la imagen.

La experiencia, y los test de calidad, también nos dicen que resoluciones de archivo superiores a los 720 ppp ya no obtienen mejores resultados.




Debemos dejar atrás la idea de que todo sistema de impresión siempre va a trabajar a 300 ppp. Esto es una herencia de la impresión offset que nada tiene que ver con otros sistemas de impresión, aunque es cierto que es un estándar, y que por tanto, puede no ser la resolución final más adecuada, pero al menos evita gran parte de los problemas de base.

¡Cuidado en este punto! Si un archivo, por ejemplo, lo tenemos a 100 ppi a su tamaño final de reproducción, no va a funcionar si remuestreamos de golpe en Photoshop u homólogos a los 240ppi. La imagen no tiene ni tendrá calidad suficiente, lo único que hecho ha sido inventarnos píxeles nuevos que no van a mejorar la calidad. Evitaremos el pixel, eso sí, pero generamos un efecto de desenfoque y vibración en los bordes muy desagradable.


¿En qué perfiles de color tiene que estar la imagen?

No olvidemos que en este sistema de impresión estamos trabajando con entre 8 y 12 tintas, lo que nos genera un gamut (rango máximo de colores alcanzables) de color amplísimo, superando en determinadas zonas el perfil Adobe RGB.


Generalmente se reciben archivos con el perfil SRgb, el perfil estándar por defecto en la mayoría de equipos, no diremos que es incorrecto ni mucho menos, pero desde luego no es ideal. Utilizando este perfil hemos perdido desde el inicio un porcentaje altísimo del color máximo alcanzable por la impresora.

Otro perfil que se empieza a ver con asiduidad es el famoso ProPhoto. A pesar de no perder rango de color como el SRgb, se trata de un perfil tan amplio que ningún medio, pantalla ni impresora, es capaz de reproducirlo, de hecho ni siquiera el ojo humano es capaz de ver todo su gamut. Entonces, ¿cuál es el problema? Básicamente que perdemos el control en la limitación del color que se va a hacer al imprimir, se van a recortar colores en algunos puntos en porcentajes altísimos, lo que pued generar zonas de empastes y posterización, es decir, zonas donde se simplificarán todos esos colores fuera de gama, perdiendo detalles de luces y sombras en ellos y generando un empaste de color. Estos errores sólo surgirán en los colores que más se alejen del gamut reproducible por nuestra impresora. Colores que ni nuestra pantalla, ni nuestros ojos serán capaces de captar.

De nuevo, no es un error utilizar ProPhoto, pero puede darnos sorpresas. Como todo, tiene sus adeptos y en flujos de trabajo bien controlados funciona perfectamente. Pero, ¿por qué trabajar en un sistema que no somos capaces de ver, y mucho menos de reproducir?

Un monitor de alta gama, cubre un máximo del 110% del Adobe RGB, una impresora wide-gamut, de 12 tintas, llega a cubrir (dependiendo del material impreso), un porcentaje cercano al Adobe RGB, y nuestra vista cubre perfectamente el Adobe RGB. Esto nos hace pensar que, por el momento, el perfil ideal es el Adobe RGB.


¿A qué Profundidad de Color?

¿8 o 16 bits? Se trabaja sin problemas en ambas profundidades. Pero las diferencias en la reproducción final son ínfimas o nulas.

Los 16 bits, son esenciales en el paso previo de ajuste, tratamiento y perfilado, para obtener degradados perfectos, transiciones suaves, etc… Pero a la hora de la impresión la diferencia en la mayoría de impresiones es nula. Cierto es que en algunas impresiones (las mínimas) con requerimientos de gamut muy altos, se aprecia la diferencia con los 16 bits.

¿Cómo sería el archivo idóneo a entregar?

Un archivo idóneo para una impresora de 2440 dpi, 12 tintas sería:

TIF CON COMPRESIÓN LZW – 360 PPP A TAMAÑO FINAL – ADOBE RGB – 8/16BITS

Recomendaciones:

  • Para obtener la máxima calidad a todos los niveles es necesario trabajar los archivos en monitores de alta gama calibrados. De nada vale invertir un dinero en cámaras, escáner, etc. y a la hora de tratar los archivos hacerlo en monitores que, con mucha suerte, tan sólo cubren el perfil SRgb. Hemos de trabajar con monitores calibrados que cubran el AdobeRGB completo para asegurar la máxima eficiencia.

  • Los monitores Mac no son buenos amigos del color… Ni siquiera los nuevos DCI-P3, con mayor rango que los anteriores, pero que aun así están optimizados para proyección de video, no para copia impresa, con gamuts de color inferiores al AdobeRGB.




  • Lo ideal sería trabajar siempre con laboratorios y estudios que tengan un flujo de trabajo y una gestión de color completa y efectiva, donde todos los sistemas (cámaras, escáneres, monitores e impresoras) estén calibrados de manera que podamos ver desde el principio el resultado final en cuanto a color se refiere. Y por supuesto, que estén dispuestos a hacernos partícipes del trabajo; el trabajo es nuestro y debemos poder ver pruebas, estar presentes en los inicios de producción y ser informados de los avances en el trabajo.

  • Utilizar materiales acordes con la calidad de reproducción que se busca. Como en todo, un material bueno, bonito y barato es difícil o imposible de encontrar. Los materiales baratos, o no cumplen la normativa de conservación, o no alcanzan las calidades de reproducción óptimas.

  • Se debe buscar siempre un material que cumpla las necesidades de nuestro proyecto, lógicamente para una finalidad meramente expositiva con una planificación de durabilidad de pocos meses, no vamos a invertir en materiales “nobles” con conservaciones garantizadas en torno a los 200 años, más adecuados para la edición de arte. Al igual que para una copia de artista en venta no podemos utilizar materiales con grados de acidez o blanqueantes altos que no garanticen esa durabilidad.






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